Sagradas Escrituras (Biblia del Oso) - 15691  ¶ Así dijo el SEÑOR: Guardad derecho, y haced justicia; porque cercana está mi salud para venir, y mi justicia para manifestarse.  2  Bienaventurado el hombre, que esto hiciere; y el hijo del hombre, que esto abrazare; que guarda el sábado de contaminarlo, y que guarda su mano de hacer todo mal.  3  ¶ Y el hijo del extranjero, allegado al SEÑOR, no hable diciendo: Me apartará totalmente el SEÑOR de su pueblo. Ni diga el eunuco: He aquí yo soy  árbol seco.  4  Porque así dijo el SEÑOR a los eunucos que guardaren mis sábados, y escogieren lo que yo  quiero, y abrazaren mi pacto:  5  Yo  les daré lugar en mi casa, y dentro de mis muros, y nombre, mejor que a los hijos y a los hijas; nombre perpetuo les daré que nunca perecerá.  6  Y a los hijos de los extranjeros, que se allegaren al SEÑOR, para ministrarle, y que amaren el nombre del SEÑOR, para ser sus siervos; todos los que guardaren el Sábado de contaminarlo, y abrazaren mi Pacto,  7  yo  los llevaré al monte de mi santidad; y los recrearé en la Casa de mi oración. Sus holocaustos y sus sacrificios serán aceptos sobre mi altar; porque mi Casa, Casa de oración será llamada de todos los pueblos.  10  Sus atalayas son  ciegos; todos ellos son  ignorantes; todos ellos son  perros mudos, no pueden ladrar; dormidos, echados, aman el dormir.  11  Y esos perros ansiosos son insaciables; y los mismos pastores no supieron entender; todos ellos miran a sus caminos, cada uno a su provecho, cada uno  por su cabo.  12  Venid, dicen , tomaré vino, embriaguémonos de sidra; y será el día de mañana como éste, o  mucho más excelente.   |